Muchas veces nuestra vida es un auténtico lío, siempre con prisas, con cosas por hacer, vamos de un sitio para otro sin darnos cuenta de nada y esperando que nuestros hijos, hagan lo que nosotros queramos para que nuestros planes se cumplan. Pero…, siempre hay un pero, los planes de los niños no son los mismos que los nuestros y al final nuestros planes se trastocan por mil y una causas, entonces nuestra paciencia estalla y… ¡plum!!!!
1. Deshazte de los sentimientos negativos. Si estás de mal humor, perderás la paciencia.
2. Tus hijos necesitan tu atención a cualquier hora y en cualquier lugar. No te desesperes, préstales la atención inicial y diles que luego atenderás lo que necesitan.
3. Tus hijos hacen cosas de niños. Intenta entender que ellos hacen cosas acordes a su edad y no esperes que se comporten como un adulto.
4. Dales siempre tu amor incondicional. Demuéstrale que tú los amas a pesar de su comportamiento.
5. Respétalos siempre, sobre todo cuando te enfadas con ellos.
6. Cuando ellos te necesiten, ábreles el corazón y sé más flexible. No es necesario que todo salga perfecto. Tú también los necesitas a ellos.
7. La prisa es de los adultos. Cuanta más prisa tienes, menos paciencia.
8. Dedícate tiempo: hazte unos masajes, escucha música, lee algo interesante, date un baño con agua caliente… esto renovará tus energías.
9. Reduce las exigencias. Pídeles lo adecuado a su edad.
10. Si no tienes en cuenta todo esto, es posible que pierdas la paciencia con mayor frecuencia y cada vez con mayor intensidad.
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