La rabia y la ira pueden convertirse en un reto, aparece rápidamente la falta de respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no tarda mucho en aparecer la agresión o las rabietas si el niño no sabe cómo controlar y manejar estas emociones. No hay que reprimir estas emociones en los niños, hay que mostrarles qué significan y enseñarles las habilidades adecuadas para controlarlas. Que entienda y exprese sus sentimientos: Enséñele al niño a ponerle nombre a sus sentimientos. ¿Qué sientes? Ira, enfado, rabia, frustración, decepción… Muchas veces, el comportamiento agresivo puede deberse a sensaciones como la tristeza, la vergüenza, el no poder hacer, la frustración, etc. Hablar con el niño sobre sus sentimientos de forma habitual conllevará a que aprenda a entender sus sentimientos y a manejarlos de una manera cada vez más conveniente.
Enseñarle
a controlar las emociones:
La
estrategia del ejemplo
Aprovecha
cualquier momento en que te sientas enfadado para manejar correctamente tus
emociones y después háblalo con tu hijo. Si él ve que tu no pierdes el control,
le enseñará que si se puede controlar.
La
estrategia del globo
Pídele
al niño que se imagine que es un globo y enséñele a que inspire muy
profundamente hasta que llene sus pulmones por completo y luego debe exhalar el
aire muy despacio y repetir este ejercicio varias veces.
Elogiar
al niño por algo
Esto
debe ser real y sincero. Por ejemplo: Eres un niño muy inteligente, muy capaz,
muy cariñoso…
La
petición del cambio de conducta
Una
vez dicho el elogio debes continuar la frase con un “pero”. Por ejemplo: “eres
muy capaz e inteligente, pero necesito que seas mejor compañero de lo que eres
ahora y que ya no les pegues, molestes o agredas a tus compañeros porque a ti
no te gustaría que ellos hicieran eso contigo”
Darle
un abrazo de contención
Si lo ves muy alterado, dale un fuerte abrazo cubriéndolo por completo; la idea es que a través del abrazo puedas transmitirle tranquilidad y seguridad.
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