¿Cómo enseñar a los niños a tener paciencia?

 

La paciencia es, probablemente, uno de los valores más difíciles de enseñar, principalmente porque como padres no tenemos este valor de la paciencia bien desarrollado. Sin embargo, existen algunos consejos que podemos seguir para educar a los niños en este valor y esta habilidad tan importante. Pero, ¿cómo enseñar a los niños a tener paciencia en estos momentos, cuando nosotros los padres también estamos aprendiendo cada día y enfrentándonos a nuevas adversidades?

Se sugiere los siguientes consejos para trabajar esta habilidad, esencial en esos momentos en los que parece que todo se puede venir abajo, y esencial también para educar a los niños y hacerles más fuertes y resistentes y menos propensos al nerviosismo.

No te apresures a ayudar a tus hijos cada vez que te lo pidan si estás ocupado, prueba decirles cosas como “no puedo hacerlo ahora, pero lo haré después de lavar los platos”. Enséñales a tolerar la frustración.

 ·         Deja que siempre esperen su turno

Los niños se desesperan por ser el centro de atención en todas partes, por lo que cuando les llevamos a una fiesta o a un parque, por poner un ejemplo, ellos quieren ser los primeros en divertirse o subirse primero al columpio o al tobogán. Enséñales que todos los niños quieren divertirse en un espacio así y que hay que esperar un turno. No caigas en la tentación de excusar a tus niños porque sean más pequeños o cualquier otro motivo, porque no estarás dando un buen ejemplo sobre el compartir o aprender a cumplir nuestro correspondiente turno.

 ·         No respondas de inmediato a todas sus peticiones

Algunas veces estamos disponibles de inmediato para atender a los más pequeños, pero otras veces no es así o no es posible hacerlo de inmediato, como cuando estamos hablando con otras personas. En este tipo de ocasiones, pídele amablemente a tus hijos que no te interrumpan cuando estás hablando, pero tampoco los ignores, recuerda que siempre es mejor intentar explicar la situación. Lo importante es saber decir “no” firmemente y hacerles comprender que cuando termines de hablar podrás atenderles.

 ·         Dar ejemplos y tiempos concretos para las cosas

El tiempo es abstracto y más para un niño pequeño, ya que ellos no siempre entienden lo que es una hora, una mañana entera, etc. Para explicar a los niños en qué momento podrás atenderles, explícales con ejemplos concretos las cosas y las situaciones con frases como: “cuando termine de hablar te atenderé”, “eso será después de la cena”, “cuando termines de organizar tus juguetes lo haremos”.

 ·         Ayúdales a aliviar el tiempo de espera

En algunos momentos tenemos que hacer esperar a los niños más de lo que les podemos pedir incluso a ellos, como por ejemplo cuando vamos a una consulta médica o cuando salimos de viaje y la espera es más larga de lo deseable. Es difícil que los niños tengan tan desarrollada su paciencia como para no desesperarse en estas situaciones, ya que nos desesperan también a los adultos, pero aun así es importante saber mantener la calma. Prevé para estos momentos juguetes que les ayuden a aliviar la espera, cuentos o actividades que le ayuden a distraerse o algún tipo de actividad, como los dibujos para colorear

 ·         El ejemplo siempre es lo más importante

Sé un modelo a seguir siempre para su autocontrol. Cuando te sientas frustrado, gritar o amenazar no enseñará a tus hijos a controlar sus propias.  Aunque tú, como adulto, tampoco hayas sido bendecido nunca del todo con el don de la paciencia, ni hayas desarrollado esa habilidad durante la infancia, no significa que no debas procurar enseñárselo a tus peques y que hagas todo lo posible por mantener la calma para poder educar en el ejemplo a los que más te necesitan. Recuerda que el ejemplo enseña más que las palabras, y que por eso es muy importante que no pidas (y mucho menos exijas) a un niño cosas que ni tú mismo seas capaz de hacer. En esos momentos cruciales actúa siempre con paciencia tú también, sobre todo en presencia de los niños: no te enfades y busca técnicas que sirvan para calmar y aliviar, como poner una bonita música o hacer actividades de relajación, respetar siempre a la hora de hablar el turno de los demás sin interrumpir.

Los niños necesitan el ejemplo de sus padres para poder aprender cosas verdaderamente valiosas para la vida, como es el caso de la paciencia (vital en los momentos más difíciles), aunque no nos olvidemos de que muchas veces son ellos mismos los mejores maestros de los adultos y que necesitan toda nuestra confianza para mostrarnos todo aquello que saben y pueden llegar a hacer.

 



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